"Y un año después, resucitó... “Yo diría que seguimos vivos”, se felicitó sonriente Yves-François Blanchet, líder del Bloque Quebequés (BQ) tras conocerse los resultados de las elecciones federales del lunes en Canadá
. Tendrán 32 diputados, 22 más que en la última legislatura.
El resultado –impresionante para un partido que hace un año se daba por
muerto, víctima de las divisiones internas sobre la independencia– tiene
mucho que ver con el liderazgo de Blanchet y su capacidad para entender
cuáles son las verdaderas inquietudes de los quebequeses.
Casi un cuarto de siglo después del último referéndum de
independencia en la provincia francófona, el porcentaje de quebequeses
que apoyan la secesión ronda el 35%. La causa ha perdido fuelle, sobre
todo entre los jóvenes. En este contexto, la insistencia de la anterior
líder del BQ, Martine Ouellet, de defender la independencia en el
Parlamento federal provocó hace un año la dimisión de siete de sus diez
diputados. Al final, Ouellet se fue.
Con el partido hecho añicos (“cadáver”, dijeron algunos), no hubo más
candidaturas a sucederle que la de Blanchet, exministro de Medio
Ambiente en el gobierno regional y exmanager de la mayor estrella de
rock quebequés, reinventado como comentarista de televisión. “Defender
los intereses de Quebec en Ottawa o defender la independencia de la
provincia en la ciudad de Quebec no está muy de moda” pero “para mí es
imprescindible no renunciar a ideas que son importantes”, decía antes de
ser proclamado líder del partido en enero. (...)
Para seguir siendo relevante, concluyó, el partido debía aparcar las
demandas de independencia para dar respuesta a las preocupaciones reales
de los quebequeses. Principalmente, la defensa del medio ambiente y su
identidad nacional frente a lo que perciben como ataques de otras
provincias, en especial las del Oeste del país, que exigen a Ottawa
inversiones y menos trabas para explotar los recursos petroleros del
país.
“En Quebec hay entre un 30 y un 35% de la población que no se
reconoce en los partidos políticos federalistas, (…) electores menos
ligados a Canadá pero que quieren enviar un mensaje de oposición a la
política federal”, ha explica a la agencia AFP François Rocher,
politólogo de la Universidad de Ottawa. Bajo el nuevo liderazgo de
Blanchet, el BQ ha sabido asumir los elementos más nacionalistas del
discurso de la Coalition Avenir Québec, que se resumen en cuestiones
identitarias”, dejando la cuestión del estatus de Quebec “completamente
fuera” del debate hasta el final de la campaña, señala Rocher.
“Entendemos la profundidad de nuestro mandato pero también sus
limitaciones”, dijo Blanchet el martes en la sede del partido. “Nuestro
trabajo no es hacer que el federalismo canadienses funcione pero tampoco
crear problemas. La gran diferencia entre el sentimiento de nación de
Canadá y el de Quebec es que este no necesita ser exacerbado”, añadió.
“¡Queremos un país!”, le respondió la multitud. “Yo también... Pero la
soberanía no está en nuestro mandato”, respondió Blanchet, que sólo
habló de independencia en la campaña a instancias de sus rivales, que
decían que un voto por el BQ era un voto por la vuelta a debates del
pasado.
La orientación ideológica del BQ ha cambiado a lo largo de su
historia pero en los últimos años se había inclinado a la izquierda.
Blanchet, sin embargo, lo ha acercado al partido regional de
centro-derecha Coalition Avenir Québec, responsable de la ley sobre
símbolos religiosos que quiere garantizar la laicidad de la
administración pública. Muy popular en este territorio, la norma va en
abierta oposición con la tradición multiculturalista de Canadá y el
resto de partidos del país la consideran inconstitucional; sus ataques a
la ley hicieron parte del trabajo a Blanchet en Quebec.
El nuevo BQ defiende sin fisuras esta y otras medidas tomadas por la provincia para asegurarse que los inmigrantes y refugiados hablan francés. Después de años a medio gas por la incertidumbre del debate independentista, la recuperación de la economía quebequesa ha aumentado la demanda de mano de obra, a la vez que la ansiedad de muchos ciudadanos sobre el futuro de su identidad nacional como único territorio francófono de Norteamérica. Blanchet les ha convencido de que el BQ les defenderá. (...)
“Un día, en el momento que los quebequeses decidan y como ellos
decidan, es posible que vuelvan a considerar convertirse en un país”
pero no será el BQ quien decida cuando lanzar otro referéndum de
independencia, afirma Blanchet, que ha prometido ser una voz por el
“consenso” en el nuevo parlamento. " (Beatriz Navarro, La Vanguardia, 23/10/19)
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