28/1/19

Jiménez Villarejo: es el Parlamento de Cataluña con su mayoría soberanista el que aprueba un documento en que expulsa el castellano y a todos los ciudadanos que se expresan también en castellano. Es un documento de una gravedad extraordinaria que incide en la exclusión total del castellano en relaciones personales, escolares, exteriores...

"(...) En resumen, usted señala que “el procés no ha tenido ni el apoyo mayoritario necesario, ni la validez jurídica inicial, ni la solidez precisa para convencer a otros gobiernos u organismos internacionales”. ¿Viven entonces sus protagonistas en una realidad paralela?

Viven en una realidad ficticia. El 23 de enero de 2013 aprueban la declaración de soberanía y es la primera que vez que formalmente partidos como Convergencia y Esquerra, con el apoyo de iniciativa per Cataluña, aprueban una resolución declarando al pueblo catalán como titular de soberanía.

Una  resolución que fue suspendida primero y luego anulada por el Tribunal Constitucional y que evidentemente es contraria a los fundamentos de la Constitución.

A partir de ese momento cobra fuerza y en una resolución parlamentaria (323/X de 27 de septiembre de ese año)  pretenden trazar el programa, presupuesto y requisitos para que Cataluña alcance en el futuro la independencia.

Y es algo peculiar, teniendo en cuenta que esta resolución parlamentaria se aprueba hace más de 5 años, porque  llegan a decir que Cataluña está a punto de decidir su futuro político como pueblo ¡en septiembre de 2013! Mira en qué nivel de ficción se movían y se siguen moviendo para decidir entonces que ya se iba a producir la independencia.

Se traza entonces, por tanto, la base organizativa de lo que desean conseguir.

Efectivamente.  Hay un capítulo que definen como “estructura de Estado”,  lo que significa que en el año 2013 perfilan las estructuras paralelas, entre ellas el banco de Cataluña, Cataluña Bank.
No olvidemos que se trata de un documento parlamentario.

Aquí se producen contradicciones.

Hablan de la voluntad mayoritaria del pueblo de Cataluña en virtud del derecho a decidir que nadie sabe de dónde procede pues no está en ningún tratado internacional, lo crearon, y en ese contexto hay dos cosas son preocupantes: la de las “estructuras de estado” o estado paralelo que tienen como objetivo conseguir y el tema del idioma.

Es una resolución de  50 páginas y como reflejo del sectarismo que ha dominado el procés independentista existe  un capítulo titulado “Lengua y cultura” en que se aborda este tema enfocado a centros educativos, centros comerciales, a la actividad económica, etc. Particularmente en institutos, colegios, y universidades.

Se omite en este capítulo cualquier referencia al castellano.

Para quien viniera desde fuera y viera este texto, pensaría que el castellano no forma parte de la realidad de Cataluña.

Esto es gravísimo pues significa expulsar y menospreciar a la mitad de la población de Cataluña.
Además, representaba en su momento una violación enorme y sistemática de los artículos 6 y 32 del estatuto de Cataluña, que proclama que el  castellano y el catalán son idiomas de Cataluña y  que se prohíbe cualquier discriminación entre ciudadanos por razón de la lengua.

Pues resulta que es el Parlamento de Cataluña con su mayoría soberanista el que aprueba un documento en que expulsa el castellano y a todos los ciudadanos que se expresan también en castellano.

Es un documento de una gravedad extraordinaria que incide en la exclusión total del castellano en relaciones personales, escolares, exteriores…

El origen hay que buscarlo en Pujol

Así es. Llevaban una dinámica impulsada desde tiempos remotos por Jordi Pujol y el pujolismo, que es una manera de gobernar de la derecha histórica Cataluña representada en Convergencia Democrática y también entonces por Unión Democrática, que luego se separó de las tesis independentistas.

Son quienes gobernaron los primeros 23 años de Pujol como presidente y luego los primeros años del tripartito con Artur Mas.

Era un partido histórico que  ya existía en la República.

El procés soberanista independentista se origina con el pujolismo y se refuerza a partir de Mas con el tripartito.

El pujolismo tiene una carga negativa de corrupción muy fuerte que forma parte de su diseño histórico.

(Carlos Jiménez Villarejo, antiguo fiscal anticorrupción, ha recopilado su experiencia  sobre el procés catalán en un libro titulado Catalunya, mitos y resistencias que ha editado El Viejo Topo.)

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