"(...) --¿Por tanto, el proyecto
independentista considera que estaba larvado desde 1980, y que lo que
sucede es que los sucesores de Pujol se precipitan con la vía unilateral
independentista?
--Pujol y todos los miembros de su Gobierno eran unos nacionalistas de derechas,
vinculados al poder económico, y muy viciados por la corrupción. No se
explica el mandato de Pujol sin algunos personajes centrales, como Macià
Alavedra, ya fallecido, y Lluís Prenafeta. Fueron un foco permanente de
corrupción.
Con casos, además de lo que se arrastraba del caso Banca Catalana,
como la Comisión de Ayuda a la Reconversión Industrial (CARIC), cuya
investigación la prohibió el fiscal elegido por los socialistas, Eligio Hernández.
Ese caso afectaba, de una tacada, hasta a seis consejeros y diversos
empresarios.
Con los casos de corrupción, el nacionalismo más atrevido
no acabó de surgir. Pero ahora hemos visto como Jordi Pujol sigue
apoyando la causa, y defiende a los dirigentes privados de libertad.
Está a favor del proyecto independentista.
--Usted se refiere a lo que
se conocía como el sector negocios de Convergència. Pero, ¿no había ya
claras referencias, con Oriol Pujol y otros miembros de las juventudes
de CDC, que protagonizaron las campañas independentistas en los Juegos
Olímpicos de 1992?
--Si, con la llegada de Artur Mas
al poder, con esas nuevas generaciones, se produjo un giro. El problema
fue cuando Mas pierde esos doce escaños en las elecciones de 2012. Opta
por seguir adelante, por acelerar el proceso, con una perspectiva
nacionalista radical. Mantiene todavía las formas, pero es el padrino
del nacionalismo más extremo, principalmente a partir de 2015.
--¿Considera que ese fue el error más grave, a partir de ese momento?
--Mas no pudo soportar ese descenso en el apoyo
electoral. Resultó un golpe para el nacionalismo más de clase, para el
nacionalismo burgués, en beneficio de ERC y la CUP. Su protagonismo
baja, y apuesta por opciones nacionalistas independentistas. Se encamina
hacia la independencia, con aquella resolución en el Parlament sobre la
soberanía de Cataluña de enero de 2013.
--¿Se equivoca la izquierda entonces, o más tarde?
--En ese momento, sí, se produce la quiebra de la
izquierda en Cataluña. Esa izquierda abandona sus presupuestos
ideológicos, la que procede del PSUC,
en el caso de ICV, que era radicalmente antinacionalista, al considerar
el nacionalismo como un planteamiento de clase. Al aprobar aquella
resolución, de enero de 2013, entra en un periodo de complacencia con el
llamado soberanismo, que se convertirá en independentismo.
Es un error
histórico. A partir de entonces, la izquierda vivirá muy desorientada, y
los intereses económicos de las clases populares quedarán en un segundo
y tercer plano, frente a la preeminencia del derecho a decidir del
pueblo de Cataluña. ICV y PSC, después, rectificarán en parte, pero ya no se han recuperado. Y para los Comuns aquel proceso inicial ha resultado como una losa. No han podido romper abiertamente con esa idea del derecho a decidir.
--¿Hubiera cambiado el proceso, sin ese apoyo inicial de la izquierda?
--Sí, yo creo que sí, fue fundamental. Porque el
soberanismo tuvo en ese instante una especie de sello progresista,
derivado de ese apoyo inicial de fuerzas como ICV. Se legitimó el movimiento.
--¿El catalanismo estaba destinado a acabar en este proyecto independentista?
--El soberanismo caminaba hacia el independentismo.
Ha sido una deriva, desde el catalanismo, al soberanismo y al
independentismo. Se ha producido en los últimos años. Es importante
recordar una resolución del Parlament, de septiembre de 2013, sobre el
derecho a decidir del “pueblo de Cataluña”.
En esa resolución se pretende decidir el futuro como pueblo, y de eso
hace más de cinco años. Se afirman que la voluntad mayoritaria del
pueblo de Cataluña se ha expresado en la manifestación de la Diada de
2013, que hay una vía catalana hacia la independencia.
Todo eso no llega
con Puigdemont. Hasta ese momento sólo
había una declaración formal, en enero de ese año, aunque ya es
sintomática, al señalar un plan para la transitoriedad jurídica, que se
utilizó luego para la ley de septiembre de 2017.
Pero en esa resolución
ya hay un apartado sobre la lengua y la cultura en la que se habla del
catalán como lengua de uso habitual, vehicular y propia de Cataluña, en
el que no se cita el castellano. Desaparece. Queda ausente, y eso es
grave, es un signo de dónde estamos ahora. La comunidad que usa el
castellano desaparece.
--¿Qué representa el movimiento independentista en términos socioeconómicos?
--Es el movimiento de una élite, que integra a
sectores catalanistas que no están en esa élite, pero que están
subordinadas a ella, como le pasa a la CUP, que llega a excluir a la
mitad de la comunidad, a la que se expresa en castellano. (...)"
No hay comentarios:
Publicar un comentario