3/1/19

Con la resolución del Parlament sobre la soberanía de Cataluña de enero de 2013 se produce la quiebra de la izquierda, que abandona sus presupuestos ideológicos que eran radicalmente antinacionalistas. Legitimó el movimiento. Es un error histórico. A partir de entonces, la izquierda vivirá muy desorientada... Y para los Comuns ha resultado ser una losa

"(...) --¿Por tanto, el proyecto independentista considera que estaba larvado desde 1980, y que lo que sucede es que los sucesores de Pujol se precipitan con la vía unilateral independentista?

--Pujol y todos los miembros de su Gobierno eran unos nacionalistas de derechas, vinculados al poder económico, y muy viciados por la corrupción. No se explica el mandato de Pujol sin algunos personajes centrales, como Macià Alavedra, ya fallecido, y Lluís Prenafeta. Fueron un foco permanente de corrupción.

 Con casos, además de lo que se arrastraba del caso Banca Catalana, como la Comisión de Ayuda a la Reconversión Industrial (CARIC), cuya investigación la prohibió el fiscal elegido por los socialistas, Eligio Hernández. Ese caso afectaba, de una tacada, hasta a seis consejeros y diversos empresarios. 

Con los casos de corrupción, el nacionalismo más atrevido no acabó de surgir. Pero ahora hemos visto como Jordi Pujol sigue apoyando la causa, y defiende a los dirigentes privados de libertad. Está a favor del proyecto independentista.

--Usted se refiere a lo que se conocía como el sector negocios de Convergència. Pero, ¿no había ya claras referencias, con Oriol Pujol y otros miembros de las juventudes de CDC, que protagonizaron las campañas independentistas en los Juegos Olímpicos de 1992?

--Si, con la llegada de Artur Mas al poder, con esas nuevas generaciones, se produjo un giro. El problema fue cuando Mas pierde esos doce escaños en las elecciones de 2012. Opta por seguir adelante, por acelerar el proceso, con una perspectiva nacionalista radical. Mantiene todavía las formas, pero es el padrino del nacionalismo más extremo, principalmente a partir de 2015.

--¿Considera que ese fue el error más grave, a partir de ese momento?

--Mas no pudo soportar ese descenso en el apoyo electoral. Resultó un golpe para el nacionalismo más de clase, para el nacionalismo burgués, en beneficio de ERC y la CUP. Su protagonismo baja, y apuesta por opciones nacionalistas independentistas. Se encamina hacia la independencia, con aquella resolución en el Parlament sobre la soberanía de Cataluña de enero de 2013.

--¿Se equivoca la izquierda entonces, o más tarde?

--En ese momento, sí, se produce la quiebra de la izquierda en Cataluña. Esa izquierda abandona sus presupuestos ideológicos, la que procede del PSUC, en el caso de ICV, que era radicalmente antinacionalista, al considerar el nacionalismo como un planteamiento de clase. Al aprobar aquella resolución, de enero de 2013, entra en un periodo de complacencia con el llamado soberanismo, que se convertirá en independentismo. 

Es un error histórico. A partir de entonces, la izquierda vivirá muy desorientada, y los intereses económicos de las clases populares quedarán en un segundo y tercer plano, frente a la preeminencia del derecho a decidir del pueblo de Cataluña. ICV y PSC, después, rectificarán en parte, pero ya no se han recuperado. Y para los Comuns aquel proceso inicial ha resultado como una losa. No han podido romper abiertamente con esa idea del derecho a decidir.


--¿Hubiera cambiado el proceso, sin ese apoyo inicial de la izquierda?

--Sí, yo creo que sí, fue fundamental. Porque el soberanismo tuvo en ese instante una especie de sello progresista, derivado de ese apoyo inicial de fuerzas como ICV. Se legitimó el movimiento.

--¿El catalanismo estaba destinado a acabar en este proyecto independentista?

--El soberanismo caminaba hacia el independentismo. Ha sido una deriva, desde el catalanismo, al soberanismo y al independentismo. Se ha producido en los últimos años. Es importante recordar una resolución del Parlament, de septiembre de 2013, sobre el derecho a decidir del “pueblo de Cataluña”. 

 En esa resolución se pretende decidir el futuro como pueblo, y de eso hace más de cinco años. Se afirman que la voluntad mayoritaria del pueblo de Cataluña se ha expresado en la manifestación de la Diada de 2013, que hay una vía catalana hacia la independencia.

 Todo eso no llega con Puigdemont. Hasta ese momento sólo había una declaración formal, en enero de ese año, aunque ya es sintomática, al señalar un plan para la transitoriedad jurídica, que se utilizó luego para la ley de septiembre de 2017. 

Pero en esa resolución ya hay un apartado sobre la lengua y la cultura en la que se habla del catalán como lengua de uso habitual, vehicular y propia de Cataluña, en el que no se cita el castellano. Desaparece. Queda ausente, y eso es grave, es un signo de dónde estamos ahora. La comunidad que usa el castellano desaparece.

--¿Qué representa el movimiento independentista en términos socioeconómicos?

--Es el movimiento de una élite, que integra a sectores catalanistas que no están en esa élite, pero que están subordinadas a ella, como le pasa a la CUP, que llega a excluir a la mitad de la comunidad, a la que se expresa en castellano.  (...)"                 

No hay comentarios: