"(...) Los que pusieron en marcha este “procés”
irracional de lucha de identidades que no de clases, a partir de la
prostitución de conceptos básicos en el lenguaje y en la acción, tienen
prácticamente toda la responsabilidad política.
Prostituyeron el
concepto de revolución con una contrarrevolución económica, social y
cultural en toda regla, prometiendo el paraíso y la fraternidad de un
solo pueblo cuando los españoles les dejaran de robar, mandar e imponer;
asimismo, convirtieron su acción fanática, aventurera y anti solidaria
en un concepto y una acción radical; y, para colmo, arrastraron por el
lodo de su “monarquía bananera hereditaria”,
con algunos de sus principales jefes en la cárcel, o a punto de entrar
en ella por ladrones, el término República, que es nada más y nada menos
que el intento democrático institucional de acercar el poder a la
sociedad para que este poder sea más racional, justo y participativo.
Y todo ello lo hacen engañando, narcotizando y
convirtiendo en zombis a una masa horneada por las mentiras y la
manipulación que destilan diariamente en “sus”
medios de propaganda, en especial TV3. O sea, que contaminan y crean una
realidad ficticia, después de anular la conciencia crítica y el sentido
común de centenares de miles de personas.
En la reciente historia
española, ya hubo una situación similar cuando la acción terrorista de
ETA generó un pensamiento más conservador, reaccionario y fascista en
amplios sectores de la sociedad. Con su “nazionalismo identitario”, los secesionistas están consiguiendo el mismo efecto en sectores de la sociedad española actual.
¿Y la izquierda, la socialdemócrata de siempre y la antaño llamada “alternativa”,
la sindical, la política y gran parte de la cultural, qué hacen? Hasta
el momento, totalmente, o casi, estar ausentes de la realidad, en un
permanente despiste, cuando no abierta complicidad de amplios sectores
con los secesionistas.
Una izquierda que ha perdido como práctica
concreta sus referentes internacionalistas frente a los nacionalismos,
su conciencia de clase frente a los populismos diversos, el sentido
profundo de igualdad y fraternidad entre todos los seres humanos, la
defensa radical de la paz frente a la guerra.
Una izquierda que permite y
contribuye a la confusión entre España y franquismo, considerando la
España actual casi como una continuación de la España franquista, no
atreviéndose a defender la España de la historia compartida, con sus
contradicciones, miserias y grandezas, la España de la IIª República
Española que vinieron a defender los héroes y heroínas de las Brigadas
Internacionales.
Sí, España, y no un acomplejado “Estado español”
que utilizan vergonzantemente los pobres y cobardes de espíritu que aún
tienen la cara dura de llamarse de izquierdas y hasta comunistas. Una
izquierda que blanquea de progre a los nazionalistas desfilando detrás
suyo, como perfectos auxiliares y avaladores de sus acciones
reaccionarias.
Por todo lo dicho, y por lo que callo, es imprescindible construir la izquierda real, en Catalunya y en toda España.(...)" (Francisco Frutos Gras, ex Secretario General del PCE, Crónica Popular, 13/10/18)
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