"IZQUIERDA EN POSITIVO
no tiene nada contra eso que la moral cristiana llama “obras de
misericordia”, una de las cuales es visitar a los enfermos y a los
presos.
Ahora bien, que el visitante sea un político que forma
parte de la mayoría parlamentaria que sostiene a un gobierno entre
cuyos principales retos está detener el proceso secesionista de Cataluña
(o mejor, de algo menos de la mitad de su población), y que el visitado
sea uno de los principales impulsores de ese proceso, huele cuando
menos a chamusquina.
Sobre todo cuando la visita no se presenta como un
simple acto humanitario, sino como un intento de negociación, y cuando
el propio gobierno español ha dejado claro que el visitante no cuenta
con ningún aval ni mandato oficial para ello, lo cual constituye un
claro ejemplo de deslealtad política.
Que Pablo Iglesias en particular y Unidos Podemos en
general actúen en este asunto en abierta contradicción con los valores
propios de la izquierda, incompatibles con la tolerancia hacia sectores
que tienen por objetivo dividir a la ciudadanía, y especialmente a la
clase trabajadora, por motivos étnico-culturales, no es algo que a estas
alturas nos coja de sorpresa.
Ya demostraron de qué pie cojean cuando
tanto Pablo Iglesias como Alberto Garzón se apresuraron a rendir visita
al xenófobo presidente de la Generalitat Quim Torra (siendo así que
nunca antes un dirigente de sus respectivas formaciones había hecho lo
mismo con presidentes de la Generalitat bastante más “respetables”).
Pero el hecho de que llueva sobre mojado no quita un ápice de gravedad a
este nuevo “chaparrón” de frivolidad política, que IZQUIERDA EN POSITIVO no tiene más remedio que denunciar y condenar.
Grupo promotor IZQUIERDA EN POSITIVO
Barcelona, 21 de octubre de 2018" (Izquierda en Positivo, 22/10/18)
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