"ꟷSe cumple un año ya del 1-O. ¿Qué balance hace?
ꟷHabría que hacer una especie de catálogo
de agravios de la situación en la cual nos encontramos. Hay una
expresión gallega que dice que todo es empeorable. En Cataluña se
confirma esa teoría. Es muy diferente ver las cosas de Cataluña desde
Madrid a vivirlas cotidianamente aquí.
Hay una sociedad fraccionada,
dividida. Una parte de esa sociedad se siente satisfecha y orgullosa,
que es la minoría independentista, pero del otro lado hay una mayoría
cada vez más desanimada y hasta perpleja.
ꟷ¿El 1-O fue lo mejor que le pudo pasar al independentismo?
ꟷNunca lo he pensado así. Seamos
rotundos, aunque sea cruel: el independentismo necesitaba un muerto el
1-O, pero no llegó. Los que vivimos esos días aquí todavía recordamos
aquellos infundios absurdos de los mil heridos, de la señora que le
habían roto los dedos y machacado las uñas… esa especie de regreso a la
brujería medieval y la maldad del adversario.
Quizá para unas personas
inducidas o los habitantes de la Cataluña profunda haya sido el momento
más feliz de sus vidas: acosados, derrota tras derrota, hasta la derrota
final, que es ésta. Quizá para ellos, pero para el resto estoy seguro
de que no fue un gran día. Aunque ya sabe usted que todas las fiestas
que se celebran en Cataluña son homenajes a derrotas.
ꟷ¿Por qué se ha enconado el asunto independentismo? ¿Qué los ha fortalecido?
ꟷ Varias cosas suman. No sólo lo que
podríamos llamar la crisis de gobierno, sino la crisis del Estado: la
fragilidad de los gobiernos últimos y éste en particular. Todo eso más
la actitud de Rajoy, quien, esperando con una teoría clásica de siglo
XIX, pensó aquello de que hay que poner sobre la mesa ciertos temas,
para que vayan resolviéndose solos.
Y eso no es verdad. Esto es como las
enfermedades: puedes no tomar medicamentos e ir curándote poco a poco.
Claro, si tienes 18 años. En una sociedad tan vieja como la catalana,
muy marcada por el catolicismo más conservador y reaccionario, estas
cosas han influido de manera importante para que el deterioro se
produzca de manera insólita.
Esta semana, para mi sorpresa, veía a Jordi
Pujol, Artur Mas y a todos los responsables de la gran quiebra de la
sociedad catalana (en beneficio propio, además) asistiendo a una
conferencia en primera fila, jaleados por los suyos, como si en lugar de
delincuentes fueran prohombres de la patria. (...)
ꟷEl independentismo está dividido, o eso sostienen algunos. ¿Usted qué piensa?
ꟷHay más elementos que los unen que los
separan. Están en el mismo barco. Unas veces unos miran y los otros
reman, y al revés. No creo que sea demasiado significativo mientras no
se convoquen elecciones. Una vez que eso ocurra entonces sí sonará en
gong del combate. Y ahí alguien tiene que ganar.
ꟷAlgunos aluden que la siguiente jugada de Puigdemont será mandar a Torra a convocar elecciones.
ꟷEn este momento esa oportunidad no está
en su mano. Todas las cartas las tiene Sánchez. Tanto Puigdemont como
Torra están a verlas venir. Estás esperando para ver qué hace el poder
central. No tienen otra alternativa que oponerse a la política que
marque el Estado. Torra, que tanto se animaba a convocar elecciones, en
este momento está disminuido.
Es Sánchez quien tiene que decidir.
Leyendo las declaraciones de los últimos, resulta evidente que todas las
cartas del juego, incluso haciéndose trampa a sí mismo, las juega
Sánchez. (...)
ꟷ¿Qué es prioritario decir y hacer hoy en Cataluña?
ꟷEl ministro Borrell ha dicho algo que
sin ser una idea brillante es bastante objetiva: superar una situación
como la que se ha creado desde el año 2011 hasta aquí va a necesitar
como mínimo veinte años para superarlo. ¡Cómo se calma? ¿Cómo volver a
una sociedad abierta como la que existía aquí hace treinta años
? Es muy
difícil. Porque el sentimiento de victoria y de aplastamiento al
adversario por parte de la Generalitat es demasiado grande como para que
pueda revertirse de la noche a la mañana. Es imprescindible ir a unas
elecciones en Cataluña, eso sí con bastante cautela. Las elecciones
plantean problemas, no aportan soluciones. (...)
ꟷ¿Qué pasa con ellos?
ꟷLos hijos de la burguesía asentada,
funcionaria y dependiente del Estado, son de un radicalismo absoluto
siempre y cuando no se toque el patrimonio, como decía un miembro de la
Generalitat. En este momento no hay nadie que tenga la pócima perfecta
para ir aliviando las heridas de esta sociedad.
Están todavía abiertas e
incluso no han llegado a abrirse del todo. Como mínimo, unas elecciones
pueden ayudar o incluso entorpecer. Pero la sociedad catalana, desde
2011, se ha saltado todas las líneas rojas. Si uno sale a la calle hoy y
ves a los ancianitos con el lazo amarillo por los presos de la
Generalitat, uno se encuentra con una situación insólita.
¿Qué hacen
estos ancianos que aguantaron el franquismo con un silencio sepulcral, y
que construyeron un patrimonio y ahora creen que la Generalitat les va a
defender sus jubilaciones no mal colocadas? Viendo eso uno piensa: esto
no es xenofobia. Es reaccionarismo carlista. Con un peso tremendo de la
Iglesia.
No olvide nunca que el nacionalcatolicismo de Franco tuvo en
Cataluña una de sus bases más importantes. Los peores ataques a Ortega y
Gasset por liberal y ateo salieron siempre de Barcelona. Así que ya ve
usted, así estamos." (Entrevista a Gregorio Morán, Karina Sainz, Vox Populi, 29/09/18)
No hay comentarios:
Publicar un comentario