"(...) -¿El «procés» es kafkiano»
-Sí, en el sentido de asombroso, caótico, inesperado,
absurdo, angustioso. Y, al mismo tiempo, Kafka tiene un libro que se
titula El proceso, en el que Joseph K. se
enfrenta a un proceso aparentemente incomprensible y una inagotable
fuente de sorpresas e incredulidad. Por eso titulo así el libro.
-¿Esto tiene arreglo a corto plazo?
-No. Habrá que ver hasta dónde llega la acción
judicial, qué ocurre en Europa, pero no le veo solución a corto plazo.
Cataluña es en estos momentos una sociedad fracturada por la mitad, y es
una fractura a la que algunos han dedicado mucho tiempo, no es casual,
sino que han trabajado para que no haya vuelta atrás.
La Cataluña que se
han cargado ya no se puede reconstruir en la España de las autonomías,
que en parte también se han cargado. Hay que repensar lo que hemos hecho
mal, los errores cometidos, entre ellos haber cedido excesivamente con
algunas autonomías.
El silencio y los pactos por la necesidad de los
votos nacionalistas han hecho, por ejemplo, que el departamento de
Educación de la Generalitat no reconozca determinadas leyes o que TV3 se
haya convertido en un inmenso monstruo que no hay manera de controlar.
-Se apela mucho al diálogo como solución. ¿Cómo lo ve usted?
(...) Hay una parte de los líderes independentistas que se
han autodescartado de cualquier diálogo. No hay ninguna posibilidad con
alguien como Puigdemont, vive en otro mundo ya. Con otros que parece que
han aprendido la lección y son más sensatos, tipo Junqueras, podría
haber alguna posibilidad.
-¿La estrategia de la huida esá dando resultado a Puigdemont?
-Es un tipo del que nadie esperaba nada, por eso lo
eligieron presidente, y tiene una gran ventaja, que es independentista
de toda la vida, no tiene que disimular como Artur Mas. Ha apostado por
el todo o nada en un momento de radicalización del proceso que le ha
resultado más útil que a Junqueras. Ha formado un equipo de personas que
le tiene lealtad absoluta, dispuestas a ir hasta el final y que están
por el cuanto peor mejor, si hay que cargárselo todo se lo cargarán.
-¿Ha habido violencia en el «procés»?
-Depende de lo que entendamos por violencia. Violencia
física ha habido relativamente poca. Pero acoso y violencia moral y
psicológica, mucha, y la sigue habiendo. Se ha intentado limitar la violencia tanto como se ha podido, aunque
últimamente se les está escapando de las manos.
La CUP se ha organizado y
tiene la misma forma de actuar que Herri Batasuna, señala los
objetivos, ya no para matarlos como hacía ETA pero sí para marcarlos
diciendo, por ejemplo, dónde viven el juez Llarena o alguien el PSC o de
Ciudadanos. Soy pesimista, creo que la violencia en Cataluña solo ha
empezado.
Los CDR son peligrosos. Cada vez hay más enfrentamientos en la
calle y creo que solo es un inicio de lo que viene. No descarto que la
violencia vaya a más. (...)
La transformación de Mas
Considera que el proceso se inicia en el 2003, con la
llegada del tripartito al poder y la decisión de tocar el Estatuto, que
«abre la caja de Pandora». Sin esos años que van del 2003 al 2012 «no se
entiende lo que ha ocurrido».
Recuerda que «Artur Mas nunca había sido
ni catalanista ni nacionalista, se llamaba Arturo y de repente aterrizó
en el Ayuntamiento de Barcelona, hizo una carrera en empresas próximas
al poder, fue ascendiendo y, luego, de golpe en el 2012, de un día para
otro, se hizo independentista». (...)
-¿Cómo valora la aplicación el artículo 155 de la Constitución?
-Era la única solución. Dicho esto y asumido que la
mayor parte de la culpa es de los independentistas, creo que el Gobierno
español, los intelectuales, las empresas y la UE son en parte
responsables de que se haya llegado al 155, porque han callado durante
mucho tiempo. Muchos advertimos que eso no se iba a parar y no nos
escucharon.
El Gobierno no construyó un discurso alternativo, no actuó
en Cataluña y tampoco la UE. Ha habido mucho silencio y ante los
nacionalistas no puedes callar, porque siempre interpretan los silencios
como debilidad. Por eso, a los independentistas les ha sorprendido
tanto la aplicación del 155 y la firmeza de la Justicia, porque habían
creído que estaban ante un Estado débil. A los nacionalismos hay que
responderles."
(Entrevista a Jordi Canal, profesor de la École des Hautes Études en Sciences Sociales, París, Enrique Clemente, La Voz de Galicia, 23/04/18)
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