"A. P. es un ciudadano residente en Vich (uno de los feudos del separatismo), que se siente catalán y, además, español, hasta el punto de que ante la proliferación de esteladas en su ciudad decidió expresar libremente sus sentimientos con una bandera española en el balcón de su domicilio.
Ni Ciudadanos ni el PP tienen representación en el municipio, cuyo consistorio abandera el procés y
forma parte de todos las asociaciones, plataformas, grupos, entidades e
iniciativas partidarias de romper con el resto de España.
En la mañana del viernes, este ciudadano se encontró una desagradable sorpresa. Las persianas manchadas de pintura
y el suelo del balcón lleno de huevos podridos.
Una muestra del
carácter “cívico, pacífico y festivo” del movimiento nacionalista, un
señalamiento en toda regla contra quien creía que tenía derecho a colgar
en su balcón una bandera diferente a todas las demás, una rojigualda." (Somatemps)
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