"(...) Para el consultor político David Espinós el cambio de Mas y CDC fue “muy
rápido y radical” teniendo en cuenta su trayectoria moderada. Para el
analista, aunque defiende que las personas en política y fuera de ella
puedan cambiar sus prioridades, fue una “huida hacia adelante” que el
President se sumara al procés y decidiera
liderarlo.
“Una decisión que no permite la vuelta atrás”, según Espinós,
que concluye: “Llevamos muchos años hablando del futuro, triturando el
presente. Sin debate político sobre educación o sanidad pública.
Política espectáculo de primer nivel, pero nada de política de verdad”. (...)
El catedrático de ciencia política, Joan Botella, ve
“CDC muerta”. “Mas lo tenía todo para surfear la oleada soberanista:
políticas antisociales, malas perspectivas electorales, CiU rota, CDC en
los tribunales”. Sin embargo, sugiere que Mas “se deslumbró, que
descubrió la política entonces” y añade: “Ha de haber una visión
política, más allá del puro partidismo”. Botella sospecha que cuando sea
necesario concretar la acción de gobierno tras el 27-S, Mas suavizará
el tono en busca de un nuevo acuerdo con el Estado.
“Ya hemos vivido la
experiencia de un Mas tensando la cuerda, y luego yendo por detrás a
Madrid a negociar la rebaja”, relata en alusión a la entrevista privada
con el expresidente Rodríguez Zapatero, en 2005, para rebajar el
anteproyecto de Estatut.
Sin embargo, el politólogo
Carles A. Foguet, cree que “es irrelevante” si Mas usó, o no, el procés
en beneficio propio. “Mas decidió ponerse al frente de un movimiento
que, si se quedaba quieto, le hubiese pasado por encima”. El también
editor de Cercle Gerrymandering, recuerda que Mas tiene una querella de
la Fiscalia por desobediencia grave, prevaricación, malversación y
usurpación a raíz del 9-N. "Supongo que cree en lo que hace".
En clave
de futuro, Foguet sospecha que Mas "ha avanzado por la derecha" al
movimiento ciudadano del soberanismo y que, a diferencia de hace unos
años, "parece que lleva el peso de la reivindicación". Según el
analista, la propia confección de la lista "descabeza el movimiento
popular" y alerta de un riesgo: "Puede que el 28-S se parezca mucho al
10-N", en alusión a la "frustación" del día después de la consulta sobre
la independencia de Catalunya. (...)
Sin embargo, antes que la oleada independentista llegara en los últimos
años, hubo una etapa en la que Mas desplegó sus convicciones. En su
acción política e incluso por escrito dejó muestra de su fe en el
autonomismo. Como conseller de Jordi Pujol, "su padre político" -como él
mismo reconoce- y luego como jefe de la oposición, Mas y CiU fueron
determinantes para apuntalar el bipartidismo español con decisiones
clave, hasta el punto de que tanto el PP como el PSOE le reconocían a
CiU su "lealtad". (...)" (Jordi Molina
- eldiario.es, Barcelona, 10/09/2015)
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