2/9/14

La secesión no es un error, es un pecado, porque impone una elección política a unas personas que no tienen voluntad de tomar esta decisión

"(...) A lo que me opongo es al concepto de identidad, a la suposición de que o bien eres español o catalán, o eres quebequense o canadiense. Por ejemplo, ¿qué podemos decir de mí? Soy un canadiense inglés que hablo francés y el hecho de que hable francés forma parte de quién soy, no es solamente una competencia lingüística, es parte de mi identidad social, de mi identidad política. 

Y mi familia está enterrada en Quebec. Y en el debate entre Cataluña y España, ¿qué vamos a decir de las personas que tienen padre español y madre catalana o madre española y padre catalán?, ¿qué pasa con las personas que viven en Barcelona pero tienen sus antepasados en Galicia?

 Es decir, el proyecto nacional muchas veces te obliga a elegir. Los escoceses te dicen: "O escocés o británico" Pero hay cientos de miles de personas que son ambas cosas. 

Por lo tanto, el proyecto secesionista comienza con una suposición sobre la identidad humana que es totalmente falsa. Si el proyecto secesionista prevaleciera y Cataluña se separara después de un referéndum, de una declaración unilateral o como sea la independencia, dejarían a muchos seres humanos partidos en dos, desgarrados, con una parte de su identidad en un estado llamado Cataluña y la otra parte de su alma en España.

 A mí no me gusta que esto ocurra en Canadá, en España, ni en el Reino Unido. Porque me parece que todo se puede politizar, pero que la sabiduría y la política muchas veces no casan bien y a las personas no se las debe obligar a tomar decisiones existenciales contra su propia voluntad.

 Por lo tanto, creo que la secesión no es un error, es un pecado, porque impone una elección política a unas personas que no tienen voluntad de tomar esta decisión. La razón por la que la secesión de Quebec no funcionó -y nunca va a conseguirse- es que los quebequenses lo comprendieron que eso era así. 

Saben que viven en una sociedad en la que, por ejemplo, hay una persona que se llama Patrick Ryan, un hombre irlandés católico, pero que es francófono, que solamente habla francés. 

Y habrá gente cuyos nombres sean enteramente franceses de origen y que solo hablen inglés. Ese es mi país y así es vuestro país también. Esta es la razón por la que estas cuestiones tocan tanto las emociones.(...)"              ( , Cataluña, Escocia, Quebec: el ADN del nacionalismo, en Huff Post, 21/07/2014)

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