"La Generalitat de Cataluña ya tiene a pleno rendimiento el servicio diplomático que puso en marcha el pasado mes de febrero y que, bajo el nombre Diplocat, tiene por objetivo amplificar el proceso soberanista que impulsa Artur Mas.
La dirección del organismo ha remitido a las entidades que colaboran
con Diplocat los primeros argumentarios para explicar al público
anglosajón las razones por las que los nacionalistas catalanes defienden
una consulta de autodeterminación.
El documento dibuja una situación actual de España como un país
“caótico” que oprime los sentimientos nacionales de los catalanes, se
niega a negociar con un “movimiento pacífico” y maltrata económicamente a
Cataluña... “cualquier negociación con España resulta imposible”.
“Muchos catalanes
ya no reconocen a España como el país tolerante e inclusivo que deseaban
que se construyera después de Franco”... “Los fallos e ineficiencias del sistema están siendo utilizadas por el
Gobierno español para justificar la recentralización, pero de hecho la
decisión de hacer inefectiva la descentralización fue tomada hace ya
años”...
“Cada año el déficit fiscal de Cataluña es equivalente al 8,7% de su
Producto Interior Bruto”, concreta. Por este motivo, “Cataluña, uno de
los motores económicos de Europa, esta altamente endeudada y sufre para
pagar sus servicios públicos básicos”, (...)
También se lamenta que los partidos recurran a los comentarios
“incendiarios” sobre Cataluña para “ganar elecciones”, algo que
“difícilmente puede decirse que contribuya a la unidad”.
La conclusión es que España ha decidido que no quiere ser una
“sociedad multicultural”.
“Muchos políticos españoles, tanto de
izquierdas como de derechas, consideran las diferencias entre Cataluña y
el resto de España no como una riqueza cultural sino como una amenaza a
la unidad nacional”. (...)
En este capítulo también añaden que estos partidos se han “adueñado” de
la Constitución para interpretarla en un solo sentido. “Utilizando la
Constitución para imponer restricciones a una minoría particular han
minado el consenso sobre el que se edificó la Carta Magna”.
Por esta
razón el documento descarta estadios intermedios como el federalismo.
“Algunos políticos catalanes aún desean continuar negociando, con el
ánimo de convertir España en un país federal. Pero el Gobierno español
ya ha dicho que esto es inaceptable, y muchos catalanes creen que no se
puede negociar con España porque España no quiere hacerlo”. (El País, 30/04/2013)
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