Hoy no tienen el mínimo pudor en mantener y defender un modelo de inmersión que niega los derechos que declaraban entonces y obliga a los niños de ambiente familiar castellanohablante a estudiar en catalán. (...)“Creo que es justo decir también que el derecho a la lengua materna es un derecho del hombre, un requisito pedagógico de la máxima importancia. Cambiar de lengua en la niñez dificulta extraordinariamente la capacidad del niño. Nosotros nunca vamos a obligar a ningún niño de ambiente familiar castellano a estudiar en catalán”. (Ramon Trías Fargas, CiU, Comisión Constitucional, debate sobre el art. 3 CE, 1978)
Sigue su desvergüenza argumental cuando afirman, como lo hace la actual consejera de Enseñanza, Irene Rigau, que:
Miente descaradamente la consejera. Pueden aprobar el examen de lengua castellana, pero nadie con dos dedos de frente puede creerse que, niños igualmente inteligentes, tras 10 años de escuela, unos con 25 horas semanales de enseñanza en castellano y otros, los niños catalanes, con sólo 2 ó 3 horas, acaben la enseñanza con el mismo nivel de castellano. De ninguna manera tendrán la misma fluidez y riqueza de lenguaje, de ninguna manera poseerán el mismo dominio del lenguaje culto y técnico. (...)“No se trata de vehicularidad, ni de horas, sino de nivel de conocimientos adquiridos durante la enseñanza obligatoria. [...] Al acabar la ESO los escolares catalanes tienen el mismo nivel de conocimiento del castellano que los de cualquier otro lugar del Estado español”.
Si fuera cierto (que no lo es), que el dominio del castellano es el mismo entre alumnos que tienen el catalán como lengua vehicular y aquellos otros que tienen el castellano, lo que quedaría demostrado es que el grado de conocimiento final de un idioma no depende de que dicho idioma sea vehicular o no.
Si fuera cierto (que no lo es), ¿por qué los colegios privados donde llevan a sus hijos Artur Mas (CiU), Joan Laporta (Solidaritat) o José Montilla (PSC) tienen el castellano, el inglés y el catalán como lenguas vehiculares? ¿Por qué el empeño del nacionalismo catalán y sus asimilados catalanistas en destacar la importancia de la vehicularidad del catalán para su mejor aprendizaje, a la vez que niegan el valor que, para su mejor aprendizaje, supondría la vehicularidad del castellano? Sencillamente, puro cinismo en el intento sistemático y planificado de expulsar el castellano de la escuela y la administración catalanas. (...)
Todo sabemos, incluidos los nacionalistas catalanes, que existen programas de bilingüismo escolar que aseguran el bilingüismo y la bialfabetización garantizando resultados escolares en la media o por encima de la media y siendo mucho más respetuosos con los derechos lingüísticos de los escolares que el modelo de inmersión lingüística obligatorio vigente en Cataluña. (...)
Sin embargo, los nacionalistas catalanes y los catalanistas afirman que la inmersión obligatoria es el mejor sistema para que los alumnos aprendan una lengua diferente a la que tienen como lengua propia y hablan en su un entorno familiar. Si esto fuera cierto, ¿no sería un modelo generalmente practicado en todo el mundo en lugar de ser una excepción? Además, si el objetivo perseguido fuese realmente el mejor conocimiento del catalán y del castellano, lo lógico sería que los escolares con lengua propia castellana y entorno castellanohablante fueran inmersionados en catalán, mientras que aquellos que tuvieran como lengua propia el catalán y entorno catalanohablante fueran inmersionados en castellano.
¿Por qué sólo se practica la inmersión a los castellanohablantes? Porque el objetivo real es la construcción nacional. (...)Seguir ejemplos de apropiación de las instituciones de gobierno para imponer una u otra lengua, no nos hace diferentes, sino que nos inscribe, junto a otros, en las páginas más grises de la Historia." (lavozdebarcelona.com, 18/01/2011. Antonio Espinosa: Nacionalismo, lenguas y cinismo)
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