—“¿El nacionalismo es una religión de fanáticos?
—Sí, y ha sido el sustituto de fanatismos religiosos. Ahora coexiste: tenemos fanáticos religiosos y fanáticos nacionalistas. Pero el nacionalismo se ha ido haciendo fanático cuando se ha ido haciendo innecesario. Una vez que las naciones se han hecho modernas, y se basan en
—¿La religión fanático-nacionalista ha secuestrado la libertad en el País Vasco?
—Claro, hay una especie de limpieza étnica incruenta que es hacerle la vida imposible a la gente, o aburrirla para que se marche a otro lado. Nosotros padecemos un nacionalismo fanático siempre, y violento a veces, porque hay que distinguir: el nacionalismo de mucha gente del PNV, como hemos visto, es fanático.
Son más fanáticos, retrógrados, xenófobos y elitistas los del PNV que la gente de Batasuna, que, mal que bien, son más jóvenes y modernos, y tienen una visión, digamos, más guerrillera y tercermundista del nacionalismo. El verdadero y aborrecible fanatismo, la verdadera imagen nacionalista aborrecible es la del PNV y la del nacionalismo tradicional vasco. El aranismo es lo verdaderamente aborrecible dentro del nacionalismo.
Lo que pasa es que esos a veces no matan, y entonces son detestables ideológicamente, pero soportables como ciudadanos. En cambio, hay otros fanáticos que matan, y que imponen gracias a esa coacción sus ideas sobre la sociedad: son, naturalmente, el mundo de ETA-Batasuna.” (Fernando Savater: «Con una Batasuna legal volvemos a financiar las armas con las que van a matarnos»; ABC.es, 01-03-07)
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