13/10/20

Torra, una silla vacía como todo legado... Recordara a Presidentorra con una silla vacía es una idea extraordinaria, nada simboliza mejor el paso de este hombre por la Generalitat que un objeto inanimado, sin cerebro

"Si los catalanes no se nos va el dinero pagando pensiones a los ex presidentes, que ya tenemos unos cuantos -el único que tuvo el detalle de morirse fue en Tarradellas- se nos irá en mobiliario y en obras en el palacio de la Generalitat.

Primero fue Presidentorra quien no podía ocupar el despacho del Vivales, con lo cual tuvimos que habilitar una estancia para él, que no es que la necesitara para casi nada, mira, ya ves el trabajo que hacía, pero un Gobern no puede tener un presidente trabajando en el pasillo o en un bar cercano a la plaza de Santiago, tirando del wifi del establecimiento.

Ahora nos encontramos que lo que no se podrá utilizar en todo lo que queda de legislatura es la silla de Presidentorra en el Consejo Ejecutivo. No queda claro si es por respeto hacia la figura ausente o porque, por razones sanitarias, nadie se atreve a sentarse donde había depositado sus presidenciales nalgas el destituido.

A los catalanes nos va el simbolismo. En Girona llegamos a presentar en público el atril donde el Vivales había firmado no sé qué, y la gente le hacía fotos, lo tocaba, lo besaba, lo veneraba.

Con la silla de Presidentorra se podría hacer lo mismo, ya que nadie se atreve a sentarse, es una inutilidad mantenerla en la sala de Consejos dei Gobiernillo. Se podría pasear por pueblos de toda la geografía catalana, incluso se podría cobrar un módico precio por sentarse un rato -el pueblo no es tan quisquilloso como los consejeros-, que las cajas de resistencia cada día están más vacías.

Los catalanes empiezan a estar hartos de la tabarra de la independencia, la prueba es que el 1-O, si no fuera por TV3, nadie habría notado que era el aniversario del día que todos fueron engañados por sus líderes. Hacen falta novedades, se necesitan actos que recuerden que somos un pueblo oprimido, y nada mejor para ello que mostrar una silla vacía. Hay familias que mantienen en la mesa la silla vacía del abuelo, hasta muchos años después de que el hombre haya pasado a mejor vida.

Es una forma de recordarlo, o quizás es pereza de volver a repartir los puestos en la mesa. Con Presidentorra debe pasar lo mismo, y tener siempre una silla vacía mientras se discuten acciones de gobierno, es la mejor forma de recordarlo, ya que no hay ninguna diferencia con cuando estaba presente.

Recordara a Presidentorra con una silla vacía es una idea extraordinaria, nada simboliza mejor el paso de este hombre por la Generalitat que un objeto inanimado, sin cerebro. Lo extraño es que hasta ahora a nadie se le hubiera ocurrido representarlo así, los despachos de la administración en toda Cataluña deberían tener colgada la foto oficial de una silla vacía, mucho más reconocible como presidente que un retrato de Presidentorra.

Uno va a hacer una gestión en un despacho oficial, ve en la pared la foto de Presidentorra y piensa que es el abuelo del subsecretario. En cambio, ve la foto de una silla vacía, y recuerda aquel presidente gris y fugaz que era como si no estuviera, sí hombre, aquel, ahora no recuerdo el nombre pero ya sé que quieres decir.

Está claro que la silla vacía también nos transporta al patetismo de los maridos abandonados que se resisten a reconocer su soledad y guardan en casa, intocable, la silla, la almohada, o la sábana que utilizaba su santa antes de envolverse con el monitor de samba.

Este resistirse a aceptar unos hechos consumados, este rebelarse contra el hecho inamovible, pero siempre desde el simbolismo, Dios nos guarde de levantar la voz, es muy catalán." (
Albert Soler, Diari de Girona, 09/10/20)

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