11/8/20

Xavier Rius, director de e-notícies: Ya solo es cuestión de tiempo de que en Catalunya lleguemos a las manos. O incluso a las armas... el otro bando ha aguantado estoicamente durante todo este tiempo que les dijeran colonos, súbditos y hasta ñordos. Han estado excluidos. Por eso, nuestros dirigentes están jugando con fuego. Además, lo saben

"Ya solo es cuestión de tiempo de que en Catalunya lleguemos a las manos. O incluso a las armas.

Que conste que el primero que me lo dijo, ya hace años, fue el colega Manuel Trallero. Trallero y yo, al menos antes de la pandemia, teníamos la sana costumbre de comer juntos de vez en cuando. Me acordaré siempre porque yo no había pasado del primer plato y estábamos en un restaurante de la Plaza Molina. No lejos de su domicilio y, por cierto, del de la familia Maragall. Creo que reaccioné con estas palabras: “Manuel, cómo te pasas”. Supongo que luego le solté el rollo de que la sociedad catalana es culta, democrática, avanzada y transversal.

Espero no equivocarme.

Pero tras ver el reingreso en prisión de los políticos independentistas cada vez estoy más pesimista. No han aprendido nada. No hay propósito de enmienda. Ni autocrítica. Hablan en nombre de todos.Y lo peor es que vuelven a empezar.

 El conflicto parece inevitable. Ahora está adormecido por los efectos del covid. Pero está claro que volverán a las andadas.

Como desaprovecharon en su día el atentado de las Ramblas para variar el rumbo o frenar al menos un poco. Junqueras dijo que “de la prisión se sale y saldremos para ganar y para llevar a este país a la libertad”. El líder de ERC cree, además, que los indepes son toda Catalunya. “Las imágenes de hace unos días recibiéndonos en nuestros pueblos y ciudades les hace daño porque nadie los recibe con el amor que vosotros nos dáis cada día”, añadió. Ya lo dijo un día: el junquerismo es amor.

Cuixart manifestó, por su parte, que “no podemos renunciar a seguir trabajando por la libertad de Catalunya y de los Països Catalans”. Detalle importante: No sólo de Catalunya sino también de los Països Catalans aunque el independentismo siempre ha sido minoritario en ambas comunidades. PSOE y PP se han alternado, en efecto, las mayorías. A veces incluso absolutas. Pero insistió en que hacerlo sería “como renunciar a la vida”. Luego volveremos a hablar de esta expresión.

Quim Forn -que anunció en su día que iba a dejar la política- manifestó que “tenemos que persistir, no hemos de abandonar, ésta es una lucha larga, nosotros estamos convencidos, asumiremos el esfuerzo que haga falta”. “Haremos lo que haga falta -insitió- para continuar esta lucha y cumplir el mandato del 1 de octubre”.

Raül Romeva afirmó que “volvemos a la prisión, de acuerdo, es en estos momentos donde toca nuestra lucha pero no tengáis ninguna duda de que la seguiremos haciendo desde dentro tantas noches y tantos días como haga falta porque este camino sabemos que es largo, que es doloroso, que es difícil pero también sabemos que es irreversible”. “Que nadie dude ni por un segundo que acabará pasando y lo conseguiremos”, remató.

Turull le echó un cable a Puigdemont en su nuevo partido y para acabar de hundir al PDECAT: “Vamos a la una para avanzar para conseguir la libertad”, proclamó. De paso era una indirecta a ERC. Turull siempre ha sido el equivalente convergente a un capitán del PSC. “Porque hasta que no seamos libres, hasta que no tengamos la independencia de Catalunya no saldremos adelante, no saldremos de esta gente que lo que quieren es anular la independencia de Catalunya”. Acabó recomendando “gas a fondo, adelante, a todas y de cara”.

No deja de ser curioso que lo diga alguien que explica que él no pedirá el indulto pero que si se lo piden no dirá que no porque “somos más útiles fuera de la cárcel que dentro” según respondió en una entrevista en el Ara con Antoni Bassas.

Rull, tras lanzar una alusión a la “prensa pretendidamente amiga”, manifestó que “débiles que son, los débiles imponen, los fuertes pactan y dialogan” que, a su vez, era un indirecta para buscar una solución al “conflicto”. “Son tan débiles que incluso han desguazado su propio estado de derecho”, continuó.

¿Y ellos qué hicieron?

Luego vino Jordi Sánchez, que fue el más comedido porque es también el más inteligente, aunque su intervención no estuvo exenta de lecciones. “La fiscalía general del Estado y el Supremo -manifestó- son hoy unas piezas de retroceso absoluto de la libertad y la democracia”. Y se quejó de haber cambiado “toda una política de gestión penitenciaria simplemente por tener nueve personas que están cumpliendo condena atrapados, collats y ahogados”.

¿Pero qué esperaban? Han abusado de la paciencia del juez Marchena y del Tribunal Supremo entero.
Han salido en tercer grado apenas nueve meses después de la sentencia. A Urdangarin se lo rechazaron. Sin hablar del famoso 100.2 que otorga la Generlitat.

La guinda del pastel, muy en su línea, la puso el presidente de la Generalitat en una declaración institucional en Palau. Torra afirmó que era un “ataque contra la justicia, la democracia y la libertad” obviando gestas similares del proceso. Volvió a olvidar la mitad de la población al manifestar que es “un caso más de represión contra la voluntad democrática del pueblo de Catalunya”.

Dio muestras de vivir en una burbuja porque añadió que “el Poder Judicial y la monarquía se tambalean en España como un castillo de cartas”. Ahí no entendí a que venía la monarquía pero siempre va bien, para el discurso indepe, una referencia al rey.

Pero, sobre todo, esa desconexión de la realidad: ¿se tambalean?. El independentismo ha subestimado siempre al Estado. Añadió que estaban corcats (carcomidos), coló lo de “presos políticos” y habló de “acto de venganza”. En su opinión, España sigue el “modelo de estados totalitarios como Turquía o la China”. ¡La República Popular China!

Incluso aseguró que somete a sus “presos políticos” a “un programa de reeducación para que se conviertan en buenos y obedientes ciudadanos de la monarquía española”.  Las palabras de Torra estaban tan fuera de juego que ni TV3, la conciencia crítica del proceso, se atrevió a titular por ahí.

Pero, por supuesto, la cadena puso toda la carne en el asador como nos tiene acostumbrados.
No sólo fue el principal tema del día del Telenotícies noche sino que le dedicó casi quince minutos. Todo estaba a punto para la retransmisión: desde la tribuna a los altavoces.

El presentador accidental, Carles Costa, remarcó que los presos del proceso “retroceden hasta el segundo grado estricto”. El especialista judicial, David Melgarejo, explicó en el plató la “anomalía desde el punto de vista de la consejería de Justicia”. Y Jordi Eroles, que corría con una estelada en la frente, explicó desde Lledoners que había “decenas de personas” -¿pero cuántas para justificar quince minutos de informativo?-, que había sido un “momento emotivo” y que los presos habían “entrado a pie”. Como si se entrara de otra manera en una cárcel.

También que habían cargado “contra la justicia española”. No contra la justicia, sino contra la justicia española. No iba a ser la ruandesa, supongo. Hasta la consejera de Justicia, Ester Capella dijo que la “solución política está en manos del gobierno español y las fuerzas progresitas” y acabó pidiendo la “amnistía”. Nada menos que una consejera de Justicia. Querría destacar, en este intento de breve resumen, las llamadas a la voluntad de Junqueras (“saldremos para ganar”), a “no renunciar a la vida” -¿incluso a morir?- de Cuixart, a “persistir” de Forn, a la “lucha” de Romeva, el “gas a fondo” de Turull o las comparaciones del propio Torra no ya con Turquía sino hasta con la China.

Ya sólo le faltaba al president hablar de “causa justa” -como ha hecho en otras ocasiones-, de flirtear con la vía eslovena o de tardar 48 horas en condenar los disturbios de la Plaza Urquinaona.

Por eso, han creado un caldo de cultivo. El conflicto está servido.

Queda por ver si será un largo conflicto larvado como en el Ulster -con dos comunidades enfrentadas- o incluso si habrá episodios de violencia. Individuales o colectivos.

En mi municipio aparecieron tras la aplicación del 155 pintadas a favor de Terra Lliure que el ayuntamiento se apresuró a borrar. Martorell ha sido tradicionalmente un feudo convergente pese a formar parte del Baix Llobregat. Al fin y al cabo, hay una generación de jóvenes a los que les han estado diciendo, durante ocho años, que la independencia estaba a la vuelta de la esquina. Por eso, no me extrañaría que alguien tomara la iniciativa.

Recuerdo que en la última aturada de país -la del 18 de octubre del 2019 tras la sentencia del Supremo- me fui al barrio de Sant Ildefonso de Cornellà a ver cómo seguían la huelga general. Un fracaso, claro. Al volver puse Catalunya Ràdio y, en la tertulia, uno de los oradores que no pude idenficar decía más o menos que él no justificaba la violencia pero que entendía que los jóvenes hicieran lo que no habían culminado los mayores.

Sin olvidar que el otro bando ha aguantado estoicamente durante todo este tiempo que les dijeran colonos, súbditos y hasta ñordos. Han estado excluidos, excepto en el Parlament, de todos los mecanismos de representación y hasta de poder. Empezando por TV3. No se sienten representados por la Generalitat.

Por eso, nuestros dirigentes están jugando con fuego. Además, lo saben.

El historiador Jaume Vicens Vives recuerda en su Notícia de Catalunya que los catalanes tenemos el récord mundial de conflictos -él los denomina “revoluciones de importancia general”- desde el siglo XV. Muy por encima de Castilla, Francia, Países Bajos e Inglaterra. Es lo que bautiza con el nombre de “persistencia en el empeño” (1).

Recuerdo también que hace unos años, durante una visita a unos familiares de mi mujer en Osona, cayó en mis manos una entrevista al historiador Carles Puigferrat publicada en El 9 Nou.
Decía una verdad como un templo: “¿Qué tendencia hemos tenido los catalanes? Hemos sido unos violentos de cuidado. En el siglo XVIII obedecimos un poco y tras la Guerra de Sucesión, pero en el XIX volvimos a la carga”.

“A veces –continuaba- un político dice, somos gente de paz y pienso: madre de Dios. El político vive del momento y hace servir la historia para lo que le interesa”. (2)
A éste hombre deberían nombrarlo, con independencia o sin, director del Museo de Historia de Catalunya. Quizá aprenderíamos algo.

De momento, el conflicto está servido."                (Xavier Rius, director de e-notícies, 29/07/20)

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