26/5/20

Se trata de dar a los potenciales turistas españoles la imagen de una Cataluña acogedora, donde nunca jamás nadie les llamaría ni «colonos» ni «ñordos»... La campaña irá dirigida a resaltar los «vínculos emocionales» entre los catalanes y el resto de españoles, que al menos este verano dejarán de ser unos fascistas que nos roban, o incluso que nos matan porque nos traen aquí sus virus

"Cuando las cosas se ponen serias, en Cataluña se aparcan las banderas, las identidades y las reivindicaciones. Ha sido siempre así, a lo largo de la historia. Cuando las cosas se ponen serias, en Cataluña, seguro que estamos hablando de dinero. 

La crisis del coronavirus muy probablemente hará que este verano apenas venga turismo extranjero, por lo que el sector debe confiar en el turismo español, tal como se ha reconocido desde la administración catalana. Y el turismo es dinero, mucho dinero, exactamente el 12% del PIB catalán. Así pues, la Agencia Catalana de Turismo está a punto de poner en marcha una campaña dirigida a captar turismo español, con quien resulta que ahora «nos unen muchos vínculos emocionales».

 La campaña verá la luz dentro de pocos días: en junio. Naturalmente, esto ha obligado a tragarse sapos y ahora ya se habla de «región» en referirse a Cataluña, pero también obligará a tirar de Photoshop y eliminar de las fotos promocionales cualquier referencia reivindicativa, desde estrelladas en lazos amarillos . O encontrar parajes o edificios que no luzcan estos ornamentos, pero esto sería tarea titánica.

Se trata de dar a los potenciales turistas españoles la imagen de una Cataluña acogedora, donde nunca jamás nadie le diría ni «colono» ni «nyordo» a alguien originario de otras regiones de este gran país que formamos entre todos y blablabla . O eso es lo que parece que pretenderá dar a entender la campaña. Una campaña de «aquí paz y después gloria».

 Vamos a ejemplos prácticos. Observen las imágenes que acompañan este artículo. En una se ve el puente de Besalú con una feliz pareja que se ha instalado a cenar, imagen que formó parte de una anterior campaña de la Agencia Catalana de Turismo dirigida a los españoles. No parece muy probable que en este lugar se sirvan comidas, pero lo podemos considerar una licencia poética del publicista. 

Lo que sería más extraño, al menos hoy, es que el puente no haya símbolos independentistas, tal como se ve en la otra fotografía, tomada ayer mismo. También se podrían ver muñecos colgando boca abajo. Hace poco más de un año estaban los de Llarena, Franco y el Rey en un muro de la misma población. Se hará difícil la nueva campaña, si lo que se quiere es dar imagen acogedora. Si en lugar del magnífico puente de Besalú opta por la imagen de una playa, deberá ser también cuidadoso, no sea que aparezca alguna de las que los CDR sembraron de cruces amarillas, con pancartas que rezaban «Catalonia is not Spain ».

 O por la de alguna carretera o autopista cortada con neumáticos ardiendo, otra original forma de dar la bienvenida a los visitantes. Quizá los turistas españoles no captarían el peculiar sentido del humor catalán a la hora de recibir y honrar los visitantes, nuestra manera de hacerles sentir como en su casa.

 La campaña, según explicaron los responsables de la Agencia Catalana de Turismo cuando la presentaron -en Madrid, como no podía ser menos-, irá dirigida a resaltar los «vínculos emocionales» entre los catalanes y el resto de españoles, que al menos este verano dejarán de ser unos fascistas que nos roban, o incluso que nos matan porque nos traen aquí sus virus.

Más que las orejas del lobo, los dientes

 La campaña fue anunciada a inicios de mayo, cuando ya más que ver las orejas al lobo, los responsables de turismo en Cataluña le veían incluso los dientes. Con las fronteras cerradas, con la amenaza de cuarentena por los turistas extranjeros que quieran venir a España, y con la certeza de que otros destinos están poniendo muchas más facilidades a la llegada de visitantes extranjeros, el turismo español es el clavo ardiendo al que agarrarse -se para, si no salvar la temporada, al menos subsistir en espera de mejores tiempos.

Si para lograr esto, Cataluña debe pasar de país a región, debe elogiar España y los españoles,

y debe olvidar supuestos expolios y antiguas reivindicaciones, se hará sin problemas."           (Albert Soler, Diari de Girona, 25/05/20)

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