"El voto a las formaciones
nacionalistas lleva oscilando desde 2015 dentro de un segmento del 31%
al 47%. El máximo lo alcanzó en las elecciones autonómicas de 2015 (con
la alta participación del 77%) y el mínimo en las generales del mismo
año (con el 70% de sufragios emitidos).
En estas últimas generales de
abril de 2019, ha obtenido un porcentaje del 39%, es decir, en la media
de la horquilla, pero con una participación más alta (del 77%).
El nacionalismo, pues, ¿sube o baja?
Si comparamos con las anteriores
elecciones generales de 2016 (65% de participación) la lectura es
pesimista, pues ha subido 7 puntos, del 32 al 39%.
Pero si comparamos con los
comicios autonómicos de 2015 y 2017 la percepción es optimista, pues ha
descendido 8 puntos, del 47% al 39%, con el añadido de que esta caída
viene acompañada de una alta participación (77%), la que exhibe con
mayor fidelidad el sentir popular.
Por tanto, podemos afirmar que
el nacionalismo sufre un severo correctivo en las preferencias sociales,
pues, con una alta participación, ha reducido su fuerza electoral,
hasta situarse en el centro de su horquilla quinquenal.
De ello obtenemos otra lección:
la polarización en las generales ha elevado la participación en Cataluña
(2% superior a la media nacional) e incrementado el voto nacionalista.
El surgimiento de Vox y la posibilidad de un Gobierno PP-C´s ha
espoleado el voto secesionista desorientado (¿extraerán los líderes de
aquellos alguna conclusión?). Además, el juicio del 1-O impide la
desmovilización de los simpatizantes independentistas: la condición de
“víctimas” de sus dirigentes les exime de su condición de embaucadores.
Por contra, es sabido que en las autonómicas una alta participación beneficia a los constitucionalistas. (...)
Para el bloque unionista la
tanda de resultados en las últimas cinco elecciones desde 2015 arroja un
porcentaje extraordinariamente estable del 39 ó 40%, (salvo en las
polarizadísimas autonómicas de 2017, en que ascendió al 43%). Vemos que
el voto unionista es, pues, menos volátil o emotivo que el nacionalista.
Si analizamos los datos con
mayor perspectiva temporal (desde las generales de 2011, poco antes del
subidón secesionista) apreciamos que el sector unionista se desangra del
50% al 39% porque en torno al 8% de sus electores han ido a engrosar
Podemos y algo menos (hacia el 3%) ha acabado en el bloque secesionista.
Estas son las fugas del constitucionalismo contempladas a largo plazo,
que, a pesar de todo, ha ido drenándolas parcialmente.
Un tercer sector (la amalgama de
Podem, ICV, EUiA, Comuns…) no apuesta por la independencia pero sí por
el derecho a excluir (eufemísticamente llamado derecho a decidir). Las
cuartas quintas parte de sus votantes son unionistas, pero en su cúpula
abundan los secesionistas, que, a buen seguro, tratarán de predisponer
progresivamente a sus votantes hacia la secesión. Este bloque actúa de
cámara de compensación entre las dos orillas, puesto que entre ellas los
trasvases de voto son muy escasos.
Este tercer grupo en las
autonómicas viene a recibir en torno al 8% de los sufragios.
Pero en las
generales su horquilla se amplía muchísimo, hasta el 24%, al recibir
transitoriamente el caudal de una ausente CUP y un poco ilusionante PSC.
No obstante, en las últimas generales la presentación de una escisión
de la CUP (Front Republicà) y el voto útil hacia el PSC ha rebajado su
caudal hasta un 14%.
Para
el constitucionalismo es fundamental recuperar ese voto ecléctico; y no
lo logrará con un PSOE esclerotizado o un Podemos incoherente, que
defiende la unión de los españoles y, al mismo tiempo, acepta el derecho
a excluir sin cuestionar los planteamientos reaccionarios del
secesionismo.
Quedando claro que con una alta
participación el secesionismo ha bajado al 39% del electorado y el
unionismo (sumando constitucionalistas y podemitas) ha alcanzado el 54%,
¿por qué el unionismo exhibe preocupación?
La desunión del bloque
unionista, su descoordinación estratégica y el espíritu aprensivo que
les atenaza les invita a sentir que el nacionalismo gana apoyos, cuando
en realidad los pierde. ¿Qué tiene que pasar para que los unionistas
perciban claramente que han sido mucho más numerosos que los
secesionistas?" (Ángel Puertas, Crónica Popular, 13/05/19)
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