"(...) Junts pel Sí y la CUP emprenderán en los próximos diez meses que restan
de proceso una vía unilateral hacia la independencia de elevada
siniestralidad. (...)
De puertas adentro, la vía unilateral catalana exige una sobredosis
de legitimidad para contrarrestar su déficit de legalidad en el marco
constitucional español. El problema de las fuerzas del proceso es que
suman 72 diputados, lejos de los dos tercios del Parlament (90 escaños)
que el Estatut exige para su reforma o para elaborar una ley electoral
propia.
En resumen, el proceso carece de cobertura legal española y está
bajo mínimos respecto a la legalidad catalana.La hoja de ruta
unilateral topará con el muro de la ley y el president Puigdemont deberá
intentar saltarlo, con los daños colaterales que la operación puede
comportar. (...)
Existe un precedente en la historia de la Generalitat contemporánea
que puede ilustrarnos. Lo evoca Amadeu Hurtado en su dietario Abans del
sis d’octubre( Quaderns Crema, 2008). Este abogado y político
catalanista fue comisionado por el president Companys para defender la
ley de Contractes de Conreu ante el Tribunal de Garantías
Constitucionales.
Hurtado negoció un pacto político con el entonces
presidente del Gobierno, el radical Ricardo Samper. Hurtado presentó el 8
de junio de 1934 los términos del acuerdo a Lluís Companys:
“Manifiestamente no sigue mis explicaciones. Me parece que no las
entiende, pero que tampoco le interesan (…) ‘Estoy dispuesto a todo
–señala Companys–. Los recibiré a tiros si hace falta (…) Ha llegado la
hora de dar la batalla y de hacer la revolución. Es posible que
Catalunya pierda y que algunos de nosotros dejemos la vida en ello; pero
perdiendo, Catalunya ganará porque necesita sus mártires que mañana le
asegurarán la victoria definitiva’”.
Después vino la fallida
proclamación del Estat Català y una trágica concatenación de errores.
Deseo de todo corazón que la historia no se repita, pero espero que de
repetirse siga aquella secuencia fijada por Marx en los déjà-vu
históricos: la primera vez como tragedia y la segunda como farsa." (Rafael Jorba, La Vanguardia, en Caffe Reggio, 20/09/16)
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