14/1/15

En Alemania entre los bávaros y en Italia entre los de Lombardía y el Véneto existe una literatura política, similar a la de los nacionalistas vascos o catalanes, que expresa un agrio rechazo con fuertes tintes racistas respecto a las regiones más pobres del Sur

"(...) En Alemania entre los bávaros y en Italia entre los de Lombardía y el Véneto existe una literatura política, similar a la de los nacionalistas vascos o catalanes, que expresa un agrio rechazo con fuertes tintes racistas respecto a las regiones más pobres del Sur y a la mano de obra que fluía del mundo agrario tradicional a los centros de la industrialización localizados en las regiones en vías de enriquecimiento. 

 Demógrafos, ideólogos, historiadores, políticos, justificaban el enriquecimiento del Norte económico como fruto de la laboriosidad, moral y capacidad de sus “pueblos” y explicaban el empobrecimiento del Sur por la haraganería, destemplanza, vicios e incapacidad de sus “pueblos”, de modo muy similar a como los publicistas colonialistas justificaban la sociedad colonial por el desorden moral, inferioridad mental y vagancia de los colonizados. 

La diferencia entre unos nacionalistas y otros (entre los periféricos españoles y los lombardos, por ejemplo) estriba en que en España el Estado liberal era lo suficientemente débil como para que los movimientos nacionalistas reaccionarios se convirtieran en “cuestión nacional”.

El victimismo y sentido del agravio de muchos industriales catalanes subsistió incluso en tiempos del franquismo, no porque el régimen fuera poco o nada respetuoso con la lengua y la cultura catalanas, sino porque, a pesar de que el régimen supuso el fin de la anarquía, el desorden social y la revolución que tanto les aterrorizaba, el franquismo, desde los años 50, dio unos primeros pasos de reglamentación del mundo laboral y del sistema de Seguridad Social, que dificultaba el despido, regulaba las bajas médicas, obligaba a pagar las correspondientes cuotas a los industriales, etc. 

Quienes se lamentaban de tal modo, hecho bien documentado, alegaban que tales prácticas propiciaban la holganza, vicios y propensión a la picaresca de trabajadores advenedizos, escasamente identificados con la laboriosidad e idiosincrasia del país.

 Se trata del mismo discurso del “déficit fiscal”, del “España nos roba”, etc., con el que se trata de desmontar o limitar el alcance de la fiscalidad redistributiva estatal.

Por ello, la posición de los nacionalistas catalanes sobre el “derecho a decidir” no es, en realidad, resultado ni de la opresión, ni del expolio ni de la “falta de afecto” por parte de los españoles ni del Gobierno central.

 Por el contrario, es ilustrativa del nacionalismo de región rica, que ha gozado de una posición privilegiada en el mercado español y de una posición de superioridad en su relación con otras regiones españolas. Por lo que se aboga es por el estatus diferenciado del rico, que no acepta comer en la misma mesa que los pobres.  (...)"               (Vicente Serrano y Rafael Núñez , Crónica Popular,  Rebelión, 10/01/2015)

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