"(...) En Alemania entre los bávaros y en Italia entre los de Lombardía y el
Véneto existe una literatura política, similar a la de los
nacionalistas vascos o catalanes, que expresa un agrio rechazo con
fuertes tintes racistas respecto a las regiones más pobres del Sur y a
la mano de obra que fluía del mundo agrario tradicional a los centros de
la industrialización localizados en las regiones en vías de
enriquecimiento.
Demógrafos, ideólogos, historiadores, políticos,
justificaban el enriquecimiento del Norte económico como fruto de la
laboriosidad, moral y capacidad de sus “pueblos” y explicaban el
empobrecimiento del Sur por la haraganería, destemplanza, vicios e
incapacidad de sus “pueblos”, de modo muy similar a como los publicistas
colonialistas justificaban la sociedad colonial por el desorden moral,
inferioridad mental y vagancia de los colonizados.
La diferencia entre
unos nacionalistas y otros (entre los periféricos españoles y los
lombardos, por ejemplo) estriba en que en España el Estado liberal era
lo suficientemente débil como para que los movimientos nacionalistas
reaccionarios se convirtieran en “cuestión nacional”.
El
victimismo y sentido del agravio de muchos industriales catalanes
subsistió incluso en tiempos del franquismo, no porque el régimen fuera
poco o nada respetuoso con la lengua y la cultura catalanas, sino
porque, a pesar de que el régimen supuso el fin de la anarquía, el
desorden social y la revolución que tanto les aterrorizaba, el
franquismo, desde los años 50, dio unos primeros pasos de reglamentación
del mundo laboral y del sistema de Seguridad Social, que dificultaba el
despido, regulaba las bajas médicas, obligaba a pagar las
correspondientes cuotas a los industriales, etc.
Quienes se lamentaban
de tal modo, hecho bien documentado, alegaban que tales prácticas
propiciaban la holganza, vicios y propensión a la picaresca de
trabajadores advenedizos, escasamente identificados con la laboriosidad e
idiosincrasia del país.
Se trata del mismo discurso del “déficit
fiscal”, del “España nos roba”, etc., con el que se trata de desmontar o
limitar el alcance de la fiscalidad redistributiva estatal.
Por
ello, la posición de los nacionalistas catalanes sobre el “derecho a
decidir” no es, en realidad, resultado ni de la opresión, ni del expolio
ni de la “falta de afecto” por parte de los españoles ni del Gobierno
central.
Por el contrario, es ilustrativa del nacionalismo de región
rica, que ha gozado de una posición privilegiada en el mercado español y
de una posición de superioridad en su relación con otras regiones
españolas. Por lo que se aboga es por el estatus diferenciado del rico,
que no acepta comer en la misma mesa que los pobres. (...)" (Vicente Serrano y Rafael Núñez , Crónica Popular, Rebelión, 10/01/2015)
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