1/9/14

Marina Subirats: "Para muchos catalanes, la independencia es una utopía de recambio"

"(...) ¿Por qué la independencia se ha convertido en la aspiración de tantos catalanes los últimos años?

Al producirse una crisis como la que estamos sufriendo, se cae en la desesperanza. Delante no se tiene un enemigo claro. Puede ser el PP, pero detrás hay otra gente, la Unión Europea, Merkel, los que dominan el mundo, no sólo quien domina España. Esta crisis se da en un momento en que es muy difícil identificar al enemigo y, por tanto, encontrar instrumentos para combatirlo.

La gente necesita esperanza, saber por dónde puede salir adelante. Y la salida que había sido recurrente en los últimos dos siglos - la izquierda, el socialismo, la revolución - no está clara, está muy tocada, hundida, por muchas razones. La Unión Soviética ha desaparecido y China ha entrado en una deriva especial. 

La gente trabajadora, ante teorías y partidos que durante mucho tiempo estuvieron subrayando la pertenencia a una clase social -con un objetivo, un mensaje y una visión propios-, tal como han ido las cosas en los últimos treinta años hasta llegar a la crisis, ha dejado de sentirse clase trabajadora. Se ha sentido clase media. Creía que la igualdad se había conseguido, salvo algunos casos de gente muy rica. (...)

¿Y la nueva utopía es la independencia?

En el caso catalán había una utopía de repuesto, que es la que había estado poniendo sobre la mesa ERC, el independentismo, y que queda reforzada por el hecho de que, desde los gobiernos de Madrid y desde todos los partidos, se ha estado utilizando mucho el tema de Cataluña -como el del País Vasco, de otra manera para mejorar sus posiciones, para enfrentarse. 

 La gente pasaba, pero al haber la crisis y la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto, ha cuajado la indignación y el malestar en una idea fácil y visceral: "¡Nos vamos de aquí! ¡No nos quieren! ¡Ya estamos hartos!"

Es un movimiento en el que hay muy pocos elementos de ruralismo. Aquí no funcionan los ocho apellidos vascos. Nadie te pregunta cuántos apellidos catalanes tienes. Te puedes decir Rodríguez y entrar perfectamente en este proceso independentista. 

 Ni es una reivindicación histórica de carácter étnico, de raza, ni hay un proyecto claro de futuro. No decimos "haremos esto!". Como esto será problemático y nos pelearemos, ahora no toca. Primero seamos independientes y luego ya veremos. Es una utopía casi vacía. Sólo es: seamos independientes.

Hay contradicciones enormes, claro, porque es un momento en que los países son menos independientes que nunca. La globalización está haciendo que todo el mundo esté vinculado. No sólo dependemos de España, sino también de la Unión Europea y, económicamente, del mundo.

Esta contradicción se ha planteado poco en el debate que tenemos sobre la independencia de Cataluña.

Porque lo que se ha planteado no es racional; es visceral. A aquellos que podrían plantear algo, que son los partidos políticos que tienen que pensar el futuro, no les interesa hacerlo, porque de alguna manera esto pone en duda la independencia.

 Desde el punto de vista de la gente, si tenemos que empezar a preguntarnos cómo será, qué querrá decir, cómo nos comportaremos, quien se lo comerá, ¡mal! Es un deseo. El deseo de salir de donde estamos. Este barco se hunde, pues cogemos una barquilla, "nos largamos" y ya veremos donde llegamos.

Los partidos que apoyan el proceso y la misma Asamblea Nacional Catalana no quieren entrar a discutir cómo será esta Catalunya independiente. Si entramos a discutirlo, veremos que las utopías son muy diversas y que no coincidimos en casi nada. 

 Entre la Cataluña que puede interesar a Convergència, la que puede interesar a Esquerra o la que puede interesar a la gente del Empordà, que también son muy independentistas, hay una distancia enorme. Se empezaría a resquebrejar, a romperse la ilusión colectiva. (...)

Las utopías de izquierda han desaparecido para siempre?

Las utopías de izquierda están derrumbadas, pero volverán. Son absolutamente necesarias. La tendencia que tenemos es la centralización, la acumulación, la concentración del capital en muy pocas manos. Los fabricantes que teníamos en la cuenca del Llobregat dependían de sus trabajadores. 

 No podían machacar del todo. Los necesitaban. Dependían de su mercado. Su país era importante y necesitaban que funcionara. Acumulaban todo lo que podían, pero necesitaban que alguien los defendiera. La "clase corporativa" es transnacional, mucho más destructiva. 

 No está vinculada a ningún territorio. No importa si necesita derrumbó todo un territorio en América Latina o en África para hacer dinero. Ni sabe dónde está. No hay vínculos. Ni le importa Cataluña, ni España, ni nada. Le importan su dinero y sus negocios. Es tan destructiva que se le han de parar los pies, porque pone en peligro la supervivencia.  (...)

Volviendo a la utopía independentista. ¿Qué cree que pasará este otoño en Cataluña?

Me da la impresión de que mucha gente se pensaba que el año 2014 ya seríamos independientes. Era ilusorio, pero lo creían. Ahora estamos un poco peor de lo que estábamos. Creo que esto llevará a una cierta desmovilización. Me parece difícil que se pueda mantener el nivel de movilización que se logró el 11 de septiembre del año pasado. Este año la movilización quizá sea inferior.

El tema Pujol tendrá repercusión. Y también la incertidumbre del propio proceso. Está oscuro. Puede comenzar la frustración. Y probablemente llegará el 9 de noviembre. Tal y como se plantea ahora, el 9 de noviembre es una frustración anunciada. 

 No se podrá votar. ¿Cómo hay que votar si los demás están en contra? Si el Tribunal Constitucional suspende la consulta, ¿alguien sacará las urnas en la calle? Puede pasar de todo. Imaginemos que suspenden la autonomía. Estamos mucho peor de como estábamos.

Hay quien ha pedido que encarcelen Artur Mas.

Puede pasar. Se lo están poniendo demasiado bien al PP para que utilice el tema catalán para hacer una machada e intentar reagrupar a los suyos. El PP está en caída libre de votos y el año que viene tiene dos elecciones importantes. Cerrar el puño sobre Cataluña es una manera de reagrupar a su gente.

 Dentro del PP hay gente que recrimina a Rajoy que ha sido demasiado paciente, demasiado tolerante, demasiado débil. Si miramos atrás, desde la transición el PP ha utilizado siempre el tema del País Vasco, de ETA, para reforzarse. El tema vasco ha acabado, en cierto modo. Ahora le va muy bien el tema de Cataluña.

Le sorprende que el País Vasco no tenga más protagonismo en este debate?

No hay comentarios: