Como puedes comprender a mí todo esto no me sienta muy bien. La extensión de la superstición no es buena noticia para mi fe, y hasta los más acérrimos enemigos del cura David reconocen que ha ensanchado su base social. ¡Hasta los negros van a Misa!, reconocen los acérrimos aludiendo a unos vecinos cameruneses. No es retórica, amigo. En esta última Semana Santa el cura le dio a llevar el Santo Cristo a un camerunés devoto. Y una mujer Rosario, colaboradora del cura, se tuvo que oír: «¿Pero cómo le dais el Cristo al negro?» Son cosas muy oscuras. Pero no tanto como las que están escritas. En realidad, si yo te hablo del cura David, y con gran simpatía, no es por lo que ha hecho sino por lo que le hacen. He disfrutado sobremanera leyendo una colección escogida de los artículos que el periódico local Regió 7, uno de los doce apóstoles del Editorial Unificat de Catalunya, está dedicando esta primavera a nuestro hombre. Cada año, desde 2007, coincidiendo con el mes de las flores y la rotación de los cargos eclesiásticos, el periódico y otras gacetas tratan de convencer al obispo de Vic para que aparte de Sant Vicenç al cura David. ¡Al perplejo obispo! Que debe de hacerse cruces ante los que le piden que largue al hombre que ha hecho aumentar exponencialmente el negocio. Quisiera traerte los argumentos, pero no los hay. Sólo hay fervorosos matonismos, destilados con esa curiosa impunidad de la pequeñez. Sí puedo traerte algunos titulares memorables:«El uso del himno español en la procesión hace rebosar el vaso de la indignación vecinal». O esta noticia a cuatro columnas, lo juro por el niño Jesús antológico: «El polémico rector de San Vicenç hace esperar media hora a los asistentes a un funeral». (Fueron apenas veinte minutos; pero fue cierto: lo atrapó un atasco). Aunque la medida de todas las cosas las da este párrafo enterrado como una trufa, que a tu pig epistolar de ningún modo va a escapársele: «Lo cierto, escribe el analista Xavier Doménech, es que la comunidad de católicos catalanistas ya hace tiempo que casi no produce capellanes, y del seminario sale lo que sale.» Ah, ah. Doménech, Doménech. No se sabe si la nación ha dejado a Dios o Dios ha dejado a la nación. No sé cuál de las dos hipótesis acercan más a los nacionales al infierno. Doménech, Doménech. Y del seminario sale lo que sale. Púrria: que nunca rematan, los nacionales. (...)
La colección de todo lo publicado (donde se incluyen miserables insinuaciones sobre el cura David, desde que roba hasta que es sexual) es uno de los ejercicios de bullying mediático más ejemplares que he visto nunca. Hay procedimientos morales que sólo se ven bien a pequeña escala." (Diarios de Arcadi Espada, 08/05/2010)............................... las cosas de la clase media ..........................
8/5/10
Un cura ¿centralista? en la Cataluña central
"Hace cuatro años David de Vargas llegó a Sant Vicenç de Castellet. Un lugar de la Cataluña central, cercano a Manresa, municipio bastante extendido de unos diez mil habitantes, más del sesenta por ciento inmigrados, que en tiempos preglobales se dedicó de modo intensivo a la industria textil y hoy se vuelca en la prejubilación y el paro. Un lugar que necesita graves motivos. Los del cura De Vargas se los dio su obispo, el de Vic, cuando lo trasladó desde la vicaría de Manlleu a la rectoría de Sant Vicenç, premiándolo. Esto fue en el 2006. Lo que ha pasado en estos cuatro años es interesante. El cura, que viste severamente de cura, ha recuperado la antigua liturgia. El cura da la misa en catalán y una pequeña parte en español, la lengua dominante en el pueblo. El cura ha ornado con vieja y clásica imaginería el templo y si no ha acabado con unas pinturas murales del altar, de la época de los curas ye-yé y Red River Valley, es porque no deja de ser un hombre prudente. El cura ha dado brillo y esplendor a las antiguas procesiones. Y carácter: el Viernes Santo desfilaban las mujeres de Sant Vicenç con regia mantilla española. No la impuso, por supuesto: pero es que ellas, protegidas, se atrevieron. ¡Y música, amigo mío! El cura le ha puesto música a las procesiones: el himno nacional y el himno catalán (me permitirás esta distinción adjetiva hasta que el Tribunal Constitucional no se pronuncie o don José Montilla no lo disuelva) sonaron este último Viernes a la manera de Andalucía donde no suele haber procesión sin Marcha Real, sea dicho en todos los sentidos. Yo te ruego que llegado aquí te pares y lo pienses. Marcha Real y mantilla en un pueblo de la Cataluña central, gobernado por una coalición de Convergència y Esquerra Republicana. Qué vitalidad. Elige si el cura David lo interpretan James Stewart, Gary Cooper, Anthony Queen o Paul Newman. O Joel Joan. En cuanto al director sólo puede ser Frank Capra. Lo que ha pasado, en fin, en estos cuatro años en Sant Vicenç es que la asistencia a las misas se ha multiplicado y la parroquia del pueblo ha vuelto a ser un lugar de sociabilidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario