“Si el catalán depende de la tercera hora, es que está en muy mala situación. Y el catalán está en la mejor situación de su historia, si se tiene en cuenta que antes existía poca mezcla y ahora es una sociedad tremendamente mezclada. Tiene mucha vitalidad, todo el mundo lo entiende, no hay ningún problema, solo lo hacen antipático los poderes públicos. La política lingüística es errónea, están haciendo antipática mi lengua, la de mis padres y la que hablo con mis hijos. Se lleva a cabo una política de convertir la lengua en instrumentalización política, una herramienta de catalanización. No se ha de catalanizar a nadie, como no se ha de españolizarlo. Que se hablen las lenguas de la calle y que cada uno escoja la suya. (...)
[…] En los años 50, yo estudiaba todo en castellano. Cuando llegas a los dieciocho años dices, esto es una animalada, es injusto. Esto es lo que está pasando ahora. Que todo el colegio sea en catalán y después hablen castellano no se reflexiona mucho en su momento, pero después en la universidad puede que sí. Esto es hacer el catalán antipático y se ha de ir con mucho cuidado. Va en perjuicio del catalán.[…] Aquí no se podían hacer clases en catalán [durante el franquismo], ahora es al revés. La Generalidad hace todos los actos en catalán, y después toman una copa de cava y hablan en castellano. Hay un clima semipolicial totalmente absurdo, en perjuicio del catalán y sobre todo de las personas”. (lavozdebarcelona.com, 18/12/2008)
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