“--¿Puede concretar, entonces?
--Le pondré algunos ejemplos. Hace unos meses pudimos ver un reportaje sobre Terra Lliure con un lenguaje y una selección de entrevistados clamorosamente tendenciosos. O los programas de viajes de un popular presentador, que desliza siempre que puede su óptica independentista. O algunos informativos que, en lugar de informar con rigor de la manifestación del sábado pasado, prefirieron dedicarse a caldearla, a publicitarla gratuitamente desde una semana antes. ¿Hace falta que siga?
--Por favor.
--En las emisoras de la Generalitat no existe España. La palabra España, un concepto real, vigente y que todo el mundo entiende, es excluida y sustituida siempre por Estado o cualquier eufemismo o elipsis. Las emisoras públicas no pueden reducir su lenguaje al de la cosmovisión nacionalista. Deben emplear el lenguaje útil de los ciudadanos, de todos los ciudadanos. Eso por no hablar del mapa del tiempo, en el que es sencillo saber si lloverá en Alicante, lo que encuentro perfecto, pero difícil saber si lucirá el sol en Fraga, a 30 kilómetros de Lleida, o en Madrid, a una hora de vuelo de Barcelona. ¿Y las tertulias? Es inaceptable que en una mesa de cinco tertulianos, tres o cuatro sean soberanistas. Es un reduccionismo endogámico intolerable. El país es mucho más que eso. TV-3 no puede ser como la televisión de Flandes, dirigida exclusivamente a los flamencos.” (Joan Ferran: "Hay que arrancar de Catalunya Ràdio y TV-3 la costra nacionalista"; El Periódico, 04-12-07; Fuente: Yo de política no opino, 04-12-07)
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