1/3/07

Inmersión lingüística de ricos e inmersión lingüística de pobres

Gracias a Criterio, 28-02-07, me entero de la carta de la profesora Carmen Leal (La Vanguardia, 27-02-07), en la que nos aclara perfectamente lo del bilingüísmo y la inmersión lingüística, veamos:

"La inmersión consiste en un cambio de lengua hogar/escuela... En 1965 en Montreal, Lambert aplicó la inmersión a unos niños anglohablantes en francés. Aprendían francés y en francés. Fue un éxito... Trasladado el experimento a Estados Unidos con los hispanos para que aprendiesen inglés, los resultados fueron catastróficos... Lambert estableció tres requisitos para el éxito. Primero, alto nivel sociocultural de los padres; segundo, lengua materna del niño que tenga prestigio; tercero, tratamiento pedagógico específico y voluntario... Lambert... elaboró su famosa teoría del bilingüismo aditivo y sustrativo. Se llama aditivo a aquel que manteniendo la propia lengua del niño añade otra lengua como enriquecimiento cultural, y sustrativo a la que no teniendo en cuenta la lengua del niño perteneciente a otro grupo lingüístico se le fuerza a cambiar totalmente la lengua en la escuela."

Si los padres no tienen nivel cultural alto, ni la lengua materna con prestigio, no hay pedagogía que valga.
Aplicando estos principios de éxito de Lambert se puede pronosticar lo que sucede y sucederá en las escuelas de las "nacionalidades históricas", a saber:

El catalán es una lengua de la burguesía (no de la clase alta, de los ricos de verdad), el castellano es de los charnegos, los gallego-murcianos pobres que trabajan en la construcción y en textil. Sus hijos se estrellan con la inmersión lingüística.

El gallego es una lengua de los de la aldea, de campesinos pobres, que los hijos de los señoritos funcionarios de la ciudad no van a aprender, se ponga como se ponga el BNG ( el partido nacionalista de la pequeña burguesía de las villas).

El vasco es una lengua de los de la aldea, pero los señoritos del PNV de las ciudades la utilizan para imponerse a los maketos (también utilizan el terrorismo), a los gallego-extremeños pobres que hablan castellano cuando trabajan en las industrias metalúrgicas, y cuyos hijos, y los hijos de casi todo el mundo, se estrellaron con el vasco, un idioma que la mayoría de los profesores aprendieron a hablar en cursillos y a los 40 años (como Ibarretxe).
Todo un sacrificio... generacional.

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