Desde 1968 ETA ha asesinado a 839 personas, de las que 486 (el 58%) eran policías o militares y 353 (el 42%), civiles. Con una singularidad: entre el año de aprobación de la Constitución, en 1978, y 1995 sólo 10 (el 1,6%) de las 623 víctimas mortales eran políticos o cargos públicos; mientras que de las 93 asesinadas a partir de 1995, 26 (casi el 30%) han sido adversarios políticos: concejales (16), dirigentes o ex dirigentes de partidos no nacionalistas (5) o cargos institucionales (5).
En paralelo, grupos juveniles del entorno de ETA practican desde mediados de los noventa una violencia de acoso contra particulares que se signifiquen por su no adhesión a la causa abertzale. En el otoño de 2002, meses antes de las elecciones municipales de 2003, ETA declaraba "objetivos militares" a las sedes y actos políticos del PP y PSOE. Obligados a llevar protección policial, bastantes concejales de esos partidos dimitieron y otros muchos renunciaron a ser candidatos. [Datos tomados de los balances anuales sobre Violencia en Euskadi, de la agencia Vasco Press, y del libro La derrota de ETA, de J. M. Calleja e I. Sánchez Cuenca. (Adhara. Madrid, 2006)].
Era imposible seguir considerando legal, permitir la participación electoral y financiar con fondos públicos a un partido que formaba parte del entramado organizativo dirigido por una banda que se consideraba con derecho a eliminar a sus rivales políticos y electorales. Una vez establecida judicialmente la relación de dependencia de Batasuna respecto a ETA, la ilegalización de tal partido era difícilmente eludible: no puede haber un mínimo de igualdad de oportunidades en esas condiciones." (PATXO UNZUETA: Lo que preguntaban los periodistas en Bilbao. El País, ed. Galicia, Opinión, 15/01/2009, p. 25 )
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