"(...) La manifestacion tenía un propósito claro: reivindicar la obra hecha de
los asesinos etarras y su condición de víctimas del Estado. Dice la
policía municipal de Bilbao que acudieron 110.000. Es verdad que la
policía municipal de Bilbao carga siempre a la derecha del padre.
Y que
la riada (fig: usado también cuando se desbordan los diques morales) se
aprovechó, cual virus oportunista, de la salida del campo de fútbol,
donde acababan de golear a unos andaluces. Pero en las calles había
decenas de miles de personas mostrando su simpática empatía con el
crimen.
Decenas de miles en una ciudad donde viven 351.629 personas,
aunque es cierto que había algunos de Guipúzcoa con su pelo
matizadamente cortado al hacha ancestral. Dada la alta exigencia ética
de la convocatoria a mí me parece que se trata, en cualquier caso, de
muchos vascos.
A la calle sale cualquiera, incluso lloviendo; pero se
necesita valor para salir a la calle en este plan. Los vascos
(sinécdoque), y qué decir de los vascos concretos de Bilbao, son gente
decidida y ahora lo sabemos una vez más.
Gente decidida por lo que hace y por lo que no hace. Ahora sabemos que era una infamia acusarlos de cobardes cuando, en la plena actividad etarra, solo cuatro frágiles desairados salían a la calle a recordar a las víctimas del terrorismo y a acompañar a sus huérfanos.
La violencia lleva dos años acabada y aún es
el momento de que decenas de miles de personas recorran alguna calle
vasca con esos propósitos. No, no era miedo. Aunque es cierto que ahora
en la paz exhiben con más rotundo esplendor lo que son." (ARCADI ESPADA, EL MUNDO 14/01/14, en Fundación para la Libertad)
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